viernes, 29 de junio de 2012

29.06.12

No podía equivocarme, ni tampoco tardar. Sabía que el volvería y no me podía pillar allí.
Si no, empezaría el principio de mi fin.

-A ver, poco a poco. Ya esta! Cógelo por favor.
Sonaba, no me lo podía creer, pronto volvería a hablar con ella.

-Maldita sea! No lo coge.
-Pasa algo? (preguntaba Nano todavía esperando fuera)
-No me coge el teléfono! (suspire sin aliento en el alma, sin ganas de pensar en lo que vendría después, en ese momento solo importaba ella en mi cabeza, en mi mente y en mi corazón. )
-Venga tío! No te quedes ahí mirando por la ventana. Llámala otra vez, puede que…
(y antes de que Nano acabara esa frase me falto tiempo para reaccionar y volver a marcar su número)
-Seis… seis… uno... (Repetía cada uno de sus números en voz alta)
Ya marcaba y se escuchaba de fondo los latidos de mi corazón esperando su respuesta, cuando de repente..

-Si? Quién es? (me contestaba una voz dulce al otro lado del aparato)
(y tras unos segundos sin poder mover cualquier articulación…)

-Sonia? Soy Manuel, lo siento por lo del otro día de verdad, la culpa fue de mi tío, me cogió el teléfono y no pude hacer nada. (Le conteste casi sin poder tragar)
-Tranquilo, no pasa nada. Lo importante es que volviste a llamar y eso es lo que me importa.
-Te echaba de menos, y tú no sabes cuánto. Aquí todo es muy duro. Necesito escapar de aquí y volver a verte. Lo necesito.
-Yo no lo necesito, sino que te necesito a ti a mi lado, pero siempre, a cada instante.
(trague saliva y me quede rojo, sin saber que decirle, estaba tan nervioso y a la vez tan feliz por escuchar esas palabras de alguien sobre todo si salían de su boca)

-Manuel? Estas? (pasaron unos momentos sin decirle nada, en ese momento no me lo esperaba, bueno, ni yo ni nadie)
-Vámonos Manuel, no  tardara mucho tu tío en volver y nos va a pillar aquí, date prisa (me susurraba Nano en voz baja desde la puerta de aquel antiguo despacho)
-Ya lo escuchaste, me tengo que marchar, pronto aparecerá el imbécil de mi tío y no me puede ver aquí. Pero te prometo que te volveré a llamar. Te lo juro.
-Me lo prometes? (me decía su voz dulce con la que tanto había soñado estos días y el resto de mi vida)
-Te lo prometo. Te llamare pronto.

Colgué el teléfono sin ninguna gana, cogí su número que tenía en un pequeño papel doblado por veinte sitios y me dispuse a irme. Pero…

-Espera! No tendrá por aquí mi móvil? Necesito recuperarlo. (Le decía a Nano, el cual ya tenía ganas de irse de allí)

-Puede ser que este por aquellos cajones de allá. El todo lo que coge lo guarda allí.
-Aquí no, puf donde lo habrá guardado? (me decía yo mismo) Bingo! Aquí esta!
-Entonces larguémonos.

Salí mirando a todas partes, temiendo por si se le ocurría volver, pero no volvió y yo desaparecí, dejando recuerdos y sentimientos inigualables en aquella habitación convertida en despacho, y rogando que no se olvidara de mí nunca.