lunes, 13 de junio de 2011

13.06.11

Es… es.. es… Su número!!

Ahora lo entiendo todo! Por eso me dijo que la llamara y yo me quedé con esa cara tan extraña de decir; “pero como ?”

No me lo podía creer…!  La chica de mis sueños, esa chica que un día el destino (bueno, mejor dicho mi padre) nos separó sin razón alguna, y que un día, exactamente el día que me iba, nos unió por algunos segundos. Segundos, que para mi fueron lo mejor de mi vida…

Me tiré a esa cama tan incómoda que ahora tenia y abrazé la almohada como si fuera ella. Me quedé quieto, y pensativo. Llevaba como unos segundos acostado y todavía no me lo podía creer. 

Era una gran sorpresa después de 2 años sin ella, como un sueño hecho casi realidad.

Muchas veces soñaba cosas, cosas como que un día la volvería a ver y seriamos esa pareja tan perfecta que siempre creía que íbamos a ser. Pero nunca hubiera imaginado que sería así, que me tendría que ir de mi pueblo y separarme para siempre de ella.

Pero, que estoy haciendo?? Estoy tonto o que???!! Voy a llamarla!!

-Toc, toc! Puedo pasar?
-Si pasa.
-Hola, encantado, soy Moisés. Soy tu compañero de habitación.
-Encantado. Soy Manuel.
-Siento si he llegado muy pronto, pero es que se me olvidó una cosa y necesitaba cogerla.
-No, para nada. Iba a llamar… pero lo puedo hacer más tarde.
-A bueno. Te han enseñado ya todo esto?
-Sí, mi tío me las enseñó antes. Pero la verdad es que no le presté mucha atención.
-Vienes obligado por tus padres, no?
-Sí…
-Yo también, la policía me pillo fumando yerba en el parque y me arrestaron. Cuando mis padres llegaron se avergonzaron de mí. Y, al mes ya me habían buscado este seminario.
-Que putada tío… Yo.. Yo iba a un centro público, pero mis padres decidieron traerme aquí, para ser mejor persona de lo que soy y que me tío me controlara mas. Digamos que tengo una familia muy complicada.
-Aquí casi todos venimos de familias así. Bueno, tengo que entregar un papel a Don Herminio te vienes y luego vamos a las canchas de baloncesto?
-Claro! Quiero desconectar un poco, que hoy he tenido un día muy largo.
-Entonces, vamos!

Mientras íbamos a clase de Don Herminio me iba encontrando a chavales de más o menos de mi edad. Algunos estudiando, otros hablando y otros tantos jugando al ajedrez.

-Es aquí. Entrego esto y nos vamos, vale?

Mientras estaba allí esperándolo, pensaba en lo que Moisés me había dicho. Que allí habían muchos chicos que estábamos allí por culpa de nuestros padres. Pero, estaba seguro, que ninguno tendría una familia tan exigente y fría como era la mía…

-Ya está! Ahora toca divertirnos!

Moisés era chico normal, ni delgado ni gordo. Moreno, ojos verdes y alto, muy alto. Por lo poco que lo estaba conociendo parecía un chico extrovertido y sincero. No le daba pudor contar nada. Cosa que me gustaba mucho de las personas. Por nada del mundo me gustaría encontrarme allí a una persona que criticara a los demás y que fuera mentirosa. No podría convivir con una persona hipócrita.

Cuando llegué a la cancha habían chicos de todas las edades, desde mi edad hasta de unos 30 años jugando en ella.

Al rato ya había conocido a varios chavales, uno de ellos se llamaba Israel Navarro, pero todo el mundo allí lo conocía como Navarro. Era un chico rebelde y lo metieron allí por haber robado en una tienda de móviles. Él tenía 13 años y llevaba allí unos 5 meses.

-Manuel , ven! Te quiero presentar a un amigo que es ya de la familia. Él es Nano!
-Hola! Encantado! Soy Nano!
-Igualmente! Soy Manuel!
-Si necesitas algo no dudes en pedírmelo! Vivo a 3 habitaciones al lado tuya. Es la numero 125.
-Gracias!
-Manuel, me voy a la habitación. Me quiero duchar. Adiós!
-Espera, me voy contigo! Adiós chicos!

 Estando ya en la habitación solo tenía recuerdos buenos. Recuerdos de unas personas maravillosas que había conocido hacia solo un rato y que ya me trataban como si me conocieran de siempre y de ella. Pero sobretodo de ella. De Raquel, esa chica que ya no salía de mi cabeza, de mi pensamiento. La echaba de menos. En esos momentos solo quería estar con ella y nadie más. Aunque solo fueran unos momentos…

Todavía se estaba duchando Moisés cuando decidí llamar a Raquel para hablar con ella.
Eran las 8 y media, y no esperé ni un segundo más para poder escuchar su voz tan dulce y fina.

-Si?
(Escuché su voz y no pude hablar por lo que esperé unos segundos antes de hablar para poder tragar saliva)

-Raquel, soy Manuel. Necesito hablar contigo…

miércoles, 1 de junio de 2011

01.06.11

Ya estaba cerca del seminario, y veía a mi padre contento, feliz. Como si le gustara que estuviera allí para librarse de mí por algún tiempo.

A cinco minutos de la entrada de Castellón estaba el seminario.  Estaba ya llegando. Era un lugar bonito, en las mismas montañas. Pero por muy bonito que fuera para mí era el mismísimo infierno. Un lugar donde no podría salir y hacer mi vida como la hacía en mi pueblo.

-Baja, ya hemos llegado. 
-Manuel, ven!
(Decía mi tío desde la puerta del seminario)

A cada paso que daba cargado con mis maletas me daba cuenta de que me vida iba muriendo poco a poco. Que mi vida allí no tendría sentido, y menos ahora, que acababa de encontrar al amor de mi vida y sin poder hacer nada la había perdido…

Mientras mi padre y mi tío hablaban yo me iba alejando del seminario queriendo ver las maravillosas vistas que tenía delante de mí. Desde allí podía ver toda la ciudad, incluso un convento de monjas  de clausura. La verdad es que no me podía quejar de las vistas.

-Manuel, regresa. Que tu padre se tiene que marchar ya.

Le doy la mano a mi padre simbolizando un adiós, ya que ni un abrazo podía darle. Porque eso para él entre hombres hechos y derechos era de “mariconadas”…

-Azle caso a tu tío, y no hagas nada  de lo que me tenga que arrepentir de tener un hijo como tú de rebelde.

Asentí con la cabeza, por no decirle de todo a mi padre. Se cree que todavía soy un niño pequeño o que hago muchísimas locuras en mi vida. Lo bueno de vivir aquí, es que me libraré de sus paranoias por un tiempo. Uf!

-Y tu Emilio, ante cualquiera cosa, por favor, no dudes en llamarme.
-Por su puesto Don Francisco.

Me despido de mi padre con un adiós de mano y con una cara de gilipollas que nadie se creería en mi lugar.

-Vamos, te enseñare las instalaciones.
-Que ilusión… (me decía yo mismo en voz baja con ironía)

Mientras me iba enseñando el patio donde habían seminaristas de todas las edades, (inclusiva de la mía) iba pensando en ella. En su dulce piel, en sus carnosos labios rojos y en sus largas piernas tan esbeltas como recordaba desde hace 2 años.

Era el final del trayecto, mi habitación. Era tal y como la pensaba. Con dos camas una a cada lado, y con una gran librería para guardar todos esos libros que a los seminaristas les gustaban  tanto leer.

Según me estaba contando mi tío, allí habían chavales hasta más chiquitos que yo. Y que también por decisión de sus padres o de ellos mismos sus padres los habían mandado para allí, para que pudieran estudiar lo que a ellos les gustaba, o a lo que les obligaban.

-Dentro de un rato vendrá tu compañero de habitación, se llama Moisés, trátalo bien. Ahora me tengo que marchar, tengo que hacer unas cuantas cosas más. Adiós sobrino.

Yo sabía que a mi tío le hacía mucha ilusión que yo estuviera allí, junto a él. En donde él contaba que todos eran una gran familia. Pero sabía que yo nunca sería de esa gran familia.
-Y ahora que hago yo aquí solo? Vaya aburrimiento! Ya acabo de venir y ya me estoy aburriendo joder!

-Creo que voy a deshacer mi maleta, por lo menos me “divertiré” con algo.
Mientras deshacía la maleta iba escuchando música alegre, así de fiesta y rap. Tenía que hacer algo para no pensar en ella, no?

Pero que es esto?? Que raro, no recuerdo haber puesto esto aquí…
No me lo puedo creer!!